
La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada.
La dejaría alli toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos &, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer...",& después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría. Podía ser que alguien los encontrase. que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase. & que me viniese a buscar. Él quizá.Ya.Pero ¿Quién es él?.
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